Mujeres, la batalla contra
el olvido
Monumento a la Madre |
No se inmutan, miran al frente
con firmeza, no importa la lluvia, el viento, el calor o el frío andino. Los
monumentos de Cuenca siempre están ahí aguantando los picotazos y las cagadas
de las palomas.
En 1957 el alcalde de Cuenca de entonces, Luis Cordero Crespo, inauguró
el monumento en honor al fraile franciscano Vicente Solano en la avenida que
lleva su nombre.
En el acto de inauguración, Cordero sentenció que el monumento a Solano
presidiría una caravana de estatuas que se irían construyendo a lo largo
de la avenida.
“Es justo, en tanto, que las efigies de los hombres máximos de la ciudad
constituyan aquí, en torno de Solano, una asamblea augusta, para seguir
dialogando con las multitudes de hoy y de mañana”, estas fueron las palabras de
Cordero según el trabajo monográfico Cuenca y sus Monumentos, publicado en la
revista Tres de Noviembre, del Concejo Cantonal de Cuenca.
Y así fue, la sentencia de Cordero se hizo realidad: 12 monumentos de
bronce fueron levantados a lo largo de la avenida Solano, 12 monumentos de hombres
y ninguno en honor a mujeres que también sirvieron a Cuenca.
Estudio
Entre los 55 monumentos, bustos y obeliscos registrados desde 1987 hasta
1993 en el trabajo monográfico del Concejo Cantonal de Cuenca, sólo aparecen
los colocados en honor a la poeta chilena Gabriela Mistral y a Dolores J.
Torres, que se encuentra al interior de la escuela que lleva su nombre, y otros
tres monumentos religiosos: Virgen de Bronce, Virgen de la Merced y Santa Ana,
colocada entre las torres de la Catedral Nueva y que tiene a su costado a su
hija, la Virgen María.
La Colonia de Chilenos que radica en Cuenca levantó el busto en honor a Gabriela Mistral |
En los 22 años posteriores se han levantado más bustos, estatuas y
obeliscos en honor a poetas, políticos, educadores, deportistas.
En la avenida Solano, por ejemplo, se erigieron siete monumentos más. En
el Parque de la Madre se levantó el monumento al primer y único medallista
olímpico del Ecuador, Jefferson Pérez; uno en honor a Vulcano, dios del fuego,
en la Plaza del Herrero; y otro con la figura de Huayna Cápac, en el parque
arqueológico Pumapungo. Pero durante estos años tan solo se construyó uno en
homenaje a una mujer: la cuencana Guadalupe Larriva, primera mujer Ministra de
Defensa del Ecuador.
Monumento a Guadalupe Larriva |
Para María José Machado, jefa del Departamento de Planificación y
Gestión por la Equidad Social y de Género de la Municipalidad de Cuenca, el
olvido del trabajo de las mujeres que se consideran destacables, ha hecho que
se levanten monumentos con una fuerte carga de estereotipos.
Remigio Crespo Toral con las musas |
“Se acude a los estereotipos, por eso tenemos el monumento a Remigio
Crespo Toral con las musas, entonces no aparecen mujeres individualmente
consideradas sino aparecen estereotipos sobre las mujeres, es decir las mujeres
como musas; en el Parque de la Madre el estereotipo tan fuerte de la mujer
madre; el estereotipo de la chola cuencana, pero no son mujeres individuales
sino son una representación de todas las mujeres”, aseguró Machado.
Historia
Para entender la ausencia de las mujeres en la historia y entre los
monumentos, hay que tener presentes dos contextos: históricamente el trabajo
fue dividido: los hombres ocupaban los trabajos en el ámbito público, en la
política, economía, educación, mientras que las mujeres fueron confinadas al
espacio doméstico e impedidas de acceder a la educación pública y laica.
Recién a inicios del siglo XX, con el Gobierno liberal de Eloy Alfaro,
se comienza a abrir nuevos horizontes educativos para las mujeres y se
establece los primeros empleos públicos para ellas.
Las mujeres de las élites, que antes del Gobierno liberal accedían sólo
a la educación religiosa, comenzaron a aparecer en actividades sociales, en
especial en actos de beneficencia, mientras que las de clase media fueron
maestras, obstetras, enfermeras, secretarias, oficinistas de correo o de
telégrafo.
El segundo contexto que Machado toma en cuenta es el del poder económico
y político. “Quienes han tenido el poder no solamente han sido los hombres,
sino han sido las clases medias y altas, quienes han sido erigidos y
considerados hombres y hasta mujeres ilustres, han sido las personas
pertenecientes a cierta élite económica y política”, señaló Machado.
El escritor Eliécer Cárdenas considera que la ausencia de los homenajes
hacia la mujer, específicamente en los espacios públicos, se debe a la “visión
machista de las autoridades y también de la sociedad, porque siempre se han
querido honrar con todos los méritos a los varones”.
Mujeres
La ausencia de monumentos de mujeres en los espacios públicos no es
debido a la falta de acción y lucha femenina, son muchas las mujeres cuencanas
y ecuatorianas que aportaron a los cambios sociales, entre ellas tenemos a:
María Ramona Cordero y León, más conocida como Mary Corilé, fue narradora,
poeta, periodista y la fundadora de la Biblioteca Municipal de Cuenca; la
educadora Dolores J. Torres; Hortencia Mata, promotora cultural; Piedad
Moscoso; una de las fundadoras de la primera agrupación feminista de la Región;
la escritora Isabel Moscoso Dávila; la primera diputada del país, Nela
Martínez; la poeta Dolores Veintimilla de Galindo; Manuela Sáenz; las
activistas indígenas Tránsito Amaguaña y Dolores Cacuango…
La
lista sigue y, como afirman Eliécer Cárdenas y María José Machado no es
cuestión de destruir y comenzar a levantar monumentos a mujeres, sino es
cuestión de reescribir la historia, entender que en estas pequeñas cosas,
aunque parezcan exageradas, se evidencia la necesidad de buscar y trabajar por
espacios equitativos.
Especial publicado en Diario El Tiempo
Fotografías Diego Cáceres