jueves, 18 de junio de 2015

Mujeres, la batalla contra el olvido

Monumento a la Madre

No se inmutan, miran al frente con firmeza, no importa la lluvia, el viento, el calor o el frío andino. Los monumentos de Cuenca siempre están ahí aguantando los picotazos y las cagadas de las palomas.

En 1957 el alcalde de Cuenca de entonces, Luis Cordero Crespo, inauguró el monumento en honor al fraile franciscano Vicente Solano en la avenida que lleva su nombre.

En el acto de inauguración, Cordero sentenció que el monumento a Solano presidiría una  caravana de estatuas que se irían construyendo a lo largo de la avenida.

“Es justo, en tanto, que las efigies de los hombres máximos de la ciudad constituyan aquí, en torno de Solano, una asamblea augusta, para seguir dialogando con las multitudes de hoy y de mañana”, estas fueron las palabras de Cordero según el trabajo monográfico Cuenca y sus Monumentos, publicado en la revista Tres de Noviembre, del Concejo Cantonal de Cuenca.

Y así fue, la sentencia de Cordero se hizo realidad: 12 monumentos de bronce fueron levantados a lo largo de la avenida Solano, 12 monumentos de hombres y ninguno en honor a mujeres que también sirvieron a Cuenca.

 Estudio
Entre los 55 monumentos, bustos y obeliscos registrados desde 1987 hasta 1993 en el trabajo monográfico del Concejo Cantonal de Cuenca, sólo aparecen los colocados en honor a la poeta chilena Gabriela Mistral y a Dolores J. Torres, que se encuentra al interior de la escuela que lleva su nombre, y otros tres monumentos religiosos: Virgen de Bronce, Virgen de la Merced y Santa Ana, colocada entre las torres de la Catedral Nueva y que tiene a su costado a su hija, la Virgen María.

La Colonia de Chilenos que radica en Cuenca levantó el busto en honor a Gabriela Mistral

En los 22 años posteriores se han levantado más bustos, estatuas y obeliscos en honor a poetas, políticos, educadores, deportistas.
En la avenida Solano, por ejemplo, se erigieron siete monumentos más. En el Parque de la Madre se levantó el monumento al primer y único medallista olímpico del Ecuador, Jefferson Pérez; uno en honor a Vulcano, dios del fuego, en la Plaza del Herrero; y otro con la figura de Huayna Cápac, en el parque arqueológico Pumapungo. Pero durante estos años tan solo se construyó uno en homenaje a una mujer: la cuencana Guadalupe Larriva, primera mujer Ministra de Defensa del Ecuador.

Monumento a Guadalupe Larriva


 Para María José Machado, jefa del Departamento de Planificación y Gestión por la Equidad Social y de Género de la Municipalidad de Cuenca, el olvido del trabajo de las mujeres que se consideran destacables, ha hecho que se levanten monumentos con una fuerte carga de estereotipos.


Remigio Crespo Toral con las musas

“Se acude a los estereotipos, por eso tenemos el monumento a Remigio Crespo Toral con las musas, entonces no aparecen mujeres individualmente consideradas sino aparecen estereotipos sobre las mujeres, es decir las mujeres como musas; en el Parque de la Madre el estereotipo tan fuerte de la mujer madre; el estereotipo de la chola cuencana, pero no son mujeres individuales sino son una representación de todas las mujeres”, aseguró Machado.

  Historia
Para entender la ausencia de las mujeres en la historia y entre los monumentos, hay que tener presentes dos contextos: históricamente el trabajo fue dividido: los hombres ocupaban los trabajos en el ámbito público, en la política, economía, educación, mientras que las mujeres fueron confinadas al espacio doméstico e impedidas de acceder a la educación pública y laica.

Recién a inicios del siglo XX, con el Gobierno liberal de Eloy Alfaro, se comienza a abrir nuevos horizontes educativos para las mujeres y se establece los primeros empleos públicos para ellas.

Las mujeres de las élites, que antes del Gobierno liberal accedían sólo a la educación religiosa, comenzaron a aparecer en actividades sociales, en especial en actos de beneficencia, mientras que las de clase media fueron maestras, obstetras, enfermeras, secretarias, oficinistas de correo o de telégrafo.

El segundo contexto que Machado toma en cuenta es el del poder económico y político. “Quienes han tenido el poder no solamente han sido los hombres, sino han sido las clases medias y altas, quienes  han sido erigidos y considerados hombres y hasta mujeres  ilustres, han sido las personas pertenecientes a cierta élite económica y política”, señaló Machado.

El escritor Eliécer Cárdenas considera que la ausencia de los homenajes hacia la mujer, específicamente en los espacios públicos, se debe a la “visión machista de las autoridades y también de la sociedad, porque siempre se han querido honrar con todos los méritos a los varones”.

  Mujeres
La ausencia de monumentos de mujeres en los espacios públicos no es debido a la falta de acción y lucha femenina, son muchas las mujeres cuencanas y ecuatorianas que aportaron a los cambios sociales, entre ellas tenemos a: María Ramona Cordero y León, más conocida como Mary Corilé, fue narradora, poeta, periodista y la fundadora de la Biblioteca Municipal de Cuenca; la educadora Dolores J. Torres; Hortencia Mata, promotora cultural; Piedad Moscoso; una de las fundadoras de la primera agrupación feminista de la Región; la escritora Isabel Moscoso Dávila; la primera diputada del país, Nela Martínez; la poeta Dolores Veintimilla de Galindo; Manuela Sáenz; las activistas indígenas Tránsito Amaguaña y Dolores Cacuango…

La lista sigue y, como afirman Eliécer Cárdenas y María José Machado no es cuestión de destruir y comenzar a levantar monumentos a mujeres, sino es cuestión de reescribir la historia, entender que en estas pequeñas cosas, aunque parezcan exageradas, se evidencia la necesidad de buscar y trabajar por espacios equitativos.

Especial publicado en Diario El Tiempo

Fotografías Diego Cáceres