miércoles, 11 de diciembre de 2013

De la A a la B




De la A a la B




Hablando nuevamente de la recategorización de las Universidades, una situación que ha calado hondo en algunas autoridades, profesores y alumnos,  y en otros que no ha producido absolutamente nada.

El jueves 5 de diciembre del presente año un gran número de  estudiantes de la Universidad de Cuenca, comenzaban a reunirse en los patios del Campus Central para marchar en protesta de la recategorización, para exigir al Ceaaces todos los documentos y los parámetros de medición aplicados.



Mientras caminaba por los patios de la Universidad escuché hablar a una pareja de amigos:

La pregunta: ¿Oye y tu porqué marchas?
La Respuesta: “Ya pues loco, es que se va a reunir toda la U y hay que darle al goce”

Darle al goce? Mediocridad en toda la extensión de la palabra.

 Marchar con ese criterio, para encontrarse con el amigo, marchar por obligación, por miedo (fue el caso de un compañero a quién le exigieron y le tomaron lista al final de la manifestación), marchar así porque sí, porque mejor estar marchando  que estar en clases.

¿Y así exigimos que nos regresen a  la A? Lo que deberíamos hacer es autocriticarnos y ser consecuentes con nuestros actos, exigir una A cuando hemos sido parte de la mediocridad no es la solución, la solución es trabajar, dejar el miedo a un lado, exigir el derecho a una educación de calidad  y cumplir con nuestros deberes de estudiantes universitarios, dejar de ser partícipes de la vagancia de ciertos profesores y ser partícipes activos en los procesos de cambio de la universidad.

Compañeros cerremos la etapa de negación y comenzamos a aceptar la realidad, es hora de la acción, es hora de autocriticarnos, de investigar, discernir, es hora de trabajar con calidad.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Arando





Un día de arado

Sábado, seis de la mañana y el olor a café y a las tortillas de maíz dan la bienvenida a un nuevo día, un día de arado con la yunta.

La yunta hace referencia a la unión de dos toros mediante el yugo, que es un armazón de madera que se encuentra tallado de tal modo que se pueda sujetar los cuernos de los toros mediante betas de cuero y en donde  va incrustado un palo recto de dos metros y medio,  el cual funciona como timón de la yunta.

La palabra yunta se deriva del latín iugum, el cual a su vez deriva de una raíz indoeuropea yug, que significa 'unión'; unión que no sólo hace referencia a los dos animales que removerán la tierra, sino también a la unión de toda una familia y una comunidad.





A dos horas de la ciudad de Cuenca y a 30 minutos del cantón Gualaceo se encuentra la comunidad San Antonio de Uzhar, donde vive la familia Landi, personas  humildes que se dedican a arar las tierras de sus vecinos en  los meses  de Septiembre y Octubre- períodos de siembra en esta comunidad- a cambio de hierva para su ganado.

Son las siete de la mañana y la familia Landi  junto a sus dos yuntas se preparan para huachar y  sembrar maíz, poroto, trigo y avena en la propiedad de su vecina.

Para la familia Landi arar la tierra con la yunta es una tradición que poco a poco se va perdiendo en la parroquia, la migración trajo consigo el abandono de las tierras, pero otro factor para dejar a un lado esta tradición es que la gente prefiere arar la tierra con máquinas, nos dice Patricio mientras unce a Jacinto, Mulato, Patucho y Migol,  los cuatro toros que huacharán la tierra.



Mulato y Jacinto, junto a sus dueños
 
Patucho y Migol
 Todo el proceso de arado es sinónimo de unión, en este caso quince personas se juntan a la minga para labrar y sembrar la tierra:
  •  Dos atajadores que se colocan el frente de la yunta para guiarlas,  pronunciando la palabra “tir” los atajadores llaman a los toros.
  • Dos “cogedores” quienes dirigen a la yunta con el timón del arado, la palabra clave que ellos utilizan para comunicarse con la yunta es “ichi” que significa sigue, también utilizan  la beta o garacho utensilios que les permiten dar señales para que la yunta se detenga, con un golpe del garacho al timón del arado los toros paran.
  • Cuatro sembradoras que van atrás de la yunta enterrando las semillas.
  • Dos hombres que a su vez van detrás de las sembradoras colocando el abono.
  •  Una mujer, “la de las fuerzas”, ella es encargada de servir la huanchaca, mejor conocida como la fuercita, bebida alcohólica que no puede faltar.
  • Y cuatro mujeres que desde las cuatro de la mañana se encuentran cocinando una variedad de platos típicos: las tortillas de maíz con el café, el mote pata, el poroto, el caldo de gallina criolla y finalmente el sancocho con las papas chauchas cocinadas que ponen fin a la minga.

La solidaridad,  la unión, la fraternidad son características de esta actividad que no sólo abre surcos en la tierra sino abre surcos de apoyo dentro de una comunidad, manteniendo  viva una tradición que poco a poco va disminuyendo, una tradición en donde se comparte con el prójimo y con la madre tierra.